Ya está aquí el verano y con él, las dietas para mantener el “tipito” y poder lucirlo en las playas. Uno de los alimentos básicos de las dietas es el brócoli.
El brócoli es la verdura que más nutrientes aporta por unidad de peso comestible.
El brócoli es un alimento que contiene Vitamina A, Vitamina C, beta-caroteno, niacina, Vitamina B1, B2, B6 y E. Además, otro de sus ingredientes es el ácido fólico, fundamental para el crecimiento de los niños y necesario también para las mujeres embarazadas.
Otro de los beneficios del brócoli es que actúa como si fuera unas gafas de sol, es decir, protege los ojos de los rayos ultravioletas y aumenta hasta un 30% la densidad del pigmento ocular, permitiendo la reducción del efecto degenerativo de las radiaciones solares.
No solo ayuda a nuestra alimentación, permite que el colágeno de la piel esté más hidratado y sea más elástico debido a su alta cantidad de antioxidantes y minerales. Todo ello provoca el retraso del envejecimiento cutáneo de la piel y favorece su regeneración.
Este alimento es una verdura de corta duración y es recomendable congelarla para que mantenga sus nutrientes. Del mismo modo, es preferible lavarla en vez de sumergirla, ya que de esta última forma pierde todos sus beneficios.
El color del brócoli es muy importante. Si la verdura empieza a tener un color amarillento es señal de que se ha pasado y se ha echado a perder. El tono que indica el buen estado de este es un verde intenso.
El consumo del brócoli puede ser de determinadas formas, tanto crudo como cocinado. Lo podemos ver al horno, gratinado, salteado, crudo, hervido o con cocción al vapor.
En conclusión, el brócoli es una verdura necesaria para nuestro cuerpo y lo podemos cocinar de muchas formas que no llegamos a imaginar.